martes, 29 de septiembre de 2009

Ecuaciones polinómicas


Soy viejo, muy viejo, casi tanto como la historia de la humanidad. He visto surgir y desaparecer numerosos imperios, he contemplado la alegría de aquellos que desentrañaron alguno de los secretos de este mundo. No hay nada comparado con eso, hay pocas cosas que te produzcan una sensación tan profunda, que te deje tanta huella. Es tan intensa que muchos echan a perder su propia vida por no saber cómo dominarla. He permanecido mucho tiempo en el reino de los muertos sin posibilidades de comunicación. No os podéis hacer una idea de cómo se pone la gente cuando intentas comunicarte. Nos tienen miedo porque no nos conocen, así que no tenemos más remedio que ver como transcurre la vida en el mundo de los vivos sin poder poner a vuestro servicio nuestros conocimientos adquiridos en milenios de contemplación. Pero el mundo ha cambiado mucho y ahora con internet todo resulta más fácil, puedes comunicarte con más gente; las fronteras se diluyen, hasta las del más allá. Por supuesto que por muchas veces que repita que soy Imhotep y que escribo estas lineas desde el otro mundo, nadie me creerá. Pensarán que soy un farsante con delirios de grandeza al que no dudarían en acusar de suplantación de personalidad. Eso es positivo, porque me ayuda a mantenerme en el anonimato.

Ecuación de segundo grado

Quiero empezar estas crónicas con uno de los problemas que han estado presentes casi desde el principio, las ecuaciones polinómicas. Probablemente todos vosotros sabréis de memoria como se expresan las soluciones de la ecuación de segundo grado ax^2+bx+c=0, pero no todos conseguiríais deducirla haciendo cuadrados (seguro que vuestro profesor valoraría más lo segundo). Hace mucho tiempo, unos pocos de cientos después de que entrase en el reino de los muertos, mis vecinos los babilonios ya resolvieron una ecuación equivalente a la de segundo grado, esto es, el sistema x+y=p, xy=q. ¿Serías capaz de resolverlo? Hoy en día seguro que podrás encontrarla resuelta en internet, digamos por ejemplo en la wikipedia, pero en aquellos años fue toda una azaña de algún personaje anónimo. Durante el primer milenio de nuestra era, muchos matemáticos pertenecientes a culturas tan diversas como la china, la india, la persa o la griega, consiguieron soluciones de casos particulares. Pero no fue hasta el siglo XI, que un judío catalán nacido en Barcelona, Abraham bar Hiyya Ha-Nasi dió con la solución general por primera vez. Es un hecho insólito, porque muy pocos matemáticos nacidos en España han contribuido de forma relevante al progreso de la ciencia. En cualquier caso, en aquellos años tenían muchos problemas para trabajar con números negativos. Tanto es así que la primera vez que aparece la solución de segundo grado tal y como la conocemos ahora fue a finales de siglo XIX, en 1896 en un artículo de Henry Heaten. ¿Se te ocurre algún problema de la vida diaria en el que haga falta resolver una ecuación de segundo grado?

Comienza la travesía


Imagino que os preguntaréis quién es Imhotep y por qué he elegido ese personaje para dar nombre a este blog. En la historia de la humanidad han habido muchos científicos, pero sólo uno tiene el honor de ser el primero que ha pasado a la historia: el constructor de la pirámide escalonada de saqqara, Imhotep, que vivió entre los años 2700 y 2600 antes de Cristo. Para diseñar la pirámide necesitó de numerosos cálculos geométricos, por lo que sin ninguna duda fue un gran matemático, el primero conocido. En este blog haremos un recorrido de la mano de Imhotep por algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de la ciencia, así como de sus aplicaciones a la vida real. ¿Quién si no Imhotep, que ha contemplado desde su sarcófago, aderezado con numerosas joyas y alimentos imperecederos, el paso de los años y el lento caminar de la ciencia? Creo que os dejo en buenas manos, espero que disfrutéis del viaje y que desaparezcan de una vez por todas los anquilosados estereotipos sobre las matemáticas que pululan por todas partes, confundiendo la realidad y predisponiendo a muchos a rechazarlas. No en vano, el visir del faraón Zoser fue también astrónomo y médico. Os encomiendo a él y os deseo una feliz travesía.